Se estima que, sólo en América Latina, entre 6 y 8 millones de personas están infectadas por el parásito y el 99% de ellas no reciben tratamiento, ya sea porque desconocen su infección o porque no saben que existe un tratamiento.
La posible propagación de la enfermedad de chagas también es motivo de gran preocupación: 65 millones de personas viven en zonas de exposición y corren el riesgo de contraer la enfermedad de Chagas, y cada año se producen 28.000 nuevos casos.
Si bien se han hecho progresos considerables en América en lo que respecta al control de la transmisión por vectores, la prevalencia de la enfermedad sigue siendo alta en las zonas endémicas debido a la falta de un control sostenido. Al mismo tiempo, el desplazamiento de las poblaciones afectadas a las zonas urbanas y a otros países ha dado lugar a la propagación de la enfermedad.
Que es la enfermedad de chagas
De resultas de esas corrientes migratorias, la enfermedad de Chagas es ahora también un problema de salud pública en los países en que nunca se ha documentado la transmisión por vectores.
Diversos y complejos factores políticos, sociales y económicos han favorecido estas corrientes migratorias, y la búsqueda de empleos mejor remunerados y de una mejor calidad de vida ha desempeñado un papel decisivo en la propagación de la infección.
La enfermedad de Chagas se encuentra actualmente en zonas que reciben poblaciones migrantes y en las que no se produce ninguna transmisión por vectores. No obstante, incluso allí, la infección sigue transmitiéndose de otras maneras. La enfermedad es un problema sanitario emergente en los Estados Unidos, el Canadá y España, así como en otros países de Europa y el Pacífico occidental.
Contexto de la enfermedad
La enfermedad de Chagas es causada por la infección con el protozoario Trypanosoma cruzi, un parásito que anida en varios tejidos, causando daños cardíacos irreversibles en el 30% de los pacientes con enfermedades crónicas y lesiones neurológicas o digestivas en el 10%. Los factores sociales y ambientales son importantes en las zonas en que la enfermedad es endémica y hay pruebas de transmisión por vectores.
Vivir en viviendas de mala calidad, cerca de los animales y en zonas rurales o suburbanas, especialmente las afectadas por la pobreza y la marginación, son factores que aumentan el riesgo de infección.
La enfermedad se dirige en particular a las poblaciones más pobres y vulnerables porque el principal insecto vector es un chinche hematófago que vive en las paredes de adobe y los techos de paja típicos de las viviendas pobres de las zonas rurales y se alimenta de las personas que viven en esas casas.